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¡No lo llames Queso Vegano!

No me llames «Queso vegano»: Leyes, etiquetas y un sabor irresistible

En el mundo de la alimentación, la innovación y la búsqueda de alternativas sostenibles son un torbellino de nuevas propuestas. Un ejemplo de ello es el surgimiento de productos deliciosos que desafían las categorías tradicionales, como es el caso de nuestro protagonista: un producto que no podemos llamar queso vegano.

Pero antes de adentrarnos en sus bondades culinarias, hablemos de su nombre. ¿Por qué no podemos llamarlo simplemente «queso vegano»? La respuesta se encuentra en la legislación europea, concretamente en el Artículo 7, apartado 1) del Reglamento de la (UE) núm. 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2011.

¿Confundir al consumidor? La Ley Europea y sus matices:

La normativa europea argumenta que llamar a nuestro producto «queso vegano» podría confundir al consumidor, haciéndole creer que es un producto lácteo tradicional. Sin embargo, es importante destacar que nuestro Fermies, si bien no puede llamarse «queso», comparte muchas características con el queso tradicional:

  • Apariencia: Textura cremosa, color blanco o amarillo, forma similar a quesos tradicionales.
  • Sabor: Sabor intenso y umami, similar al queso tradicional, con matices propios.
  • Olor: Aroma característico a queso, resultado de la fermentación lactea.
  • Proceso de elaboración: Fermentación similar a la del queso tradicional, utilizando anacardos en lugar de leche.
Niño Malo con cayena
Niño Malo

Más allá de las etiquetas: Un producto delicioso y nutritivo:

A pesar de no poder usar la denominación «queso», nuestros Fermies destacan por sus cualidades:

  • Ingredientes naturales: Elaborado con anacardos fermentados y otros ingredientes crudos, sin aditivos artificiales ni conservantes.
  • Alto valor nutricional: Rico en proteínas, calcio, vitaminas y minerales, comparable al queso tradicional.
  • Sabor irresistible: Una experiencia culinaria única, ideal para disfrutar solo o en recetas.
  • Huella de carbono reducida: Su producción genera un 65% menos de emisiones que la del queso tradicional, más sostenible para el planeta.

Sanciones por «llamar queso a lo que no es queso»:

Es importante mencionar que las empresas que incumplan la normativa europea sobre la denominación de alimentos pueden ser sancionadas con multas de entre 4.001 y 150.000 euros.

Egg-oh

Un debate abierto: ¿Necesitamos repensar las etiquetas?

La normativa europea, si bien tiene sus razones, abre un debate interesante sobre la denominación de los alimentos y la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Es justo que un producto delicioso y nutritivo como el nuestro no pueda llamarse «queso» solo por su origen vegetal? ¿No es hora de reconsiderar estas definiciones y abrir paso a un sistema más inclusivo y acorde con la realidad alimentaria actual?

Un futuro lleno de sabor y posibilidades:

Mientras esperamos la respuesta a estas preguntas, nosotras los llamamos “Fermies” que te invitamos a probar y descubrir por ti mismo por qué está conquistando paladares y redefiniendo los estándares de la alimentación.

Atrévete a desafiar las etiquetas y disfruta de una experiencia culinaria única, sabrosa y responsable con el planeta.